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TRANCE

Andaba de un tiempo para acá muy perdido Danny Boyle. Tras algún fiasco que otro y una pequeña perla como "Slumdog millonarie", el genio que nos dio "Trainspointig" parece que ha recuperado el pulso de obras como ésa y lejos ha quedado la línea que seguía con títulos como "Sunshine". Boyle vuelve a tomar impulso como narrador y creador de mundos (o submundos) que sumergen al espectador en una espiral que puede resultar difícil de seguir, pero que en ningún momemto decae.

 

   En "Trance" el director se rodea de un elenco de actores que a primera vista no encajarian en el puzzle que nos propone la historia, pero a medida que pasan los primeros y acelerados minutos, vemos que el grupo de actores elegido, Cassel y Dawson están soberbios, pasan a formar parte de la narración con sutileza y ritmo. Sería falso si no dijera que "Trance" tiene el toque narrativo de otro excelente director británico, Guy Ritchie. Por el modo de desarrollar el guión, lleno de giros, trampas, dobles lecturas y sorpresas muy edificantes,     Danny Boyle parece queha rodado con ímpetu y ritmo frenetico. Los flashback y secuencias a vista del espectador, agrandan aún más una película muy fresca y trepidante. Las secuencias oniricas o de inconsciencia del protagonista están dotadas de un espléndido toque macabro, morboso y en ocasiones desagradable humor negro, que recuerdan en exceso al pulso narrador de Guy Ritchie.Pero lejos de ser una desventaja, este ritmo hace a la película que crezca y se expanda.

 

   Los personajes se mueven entre varios y complejos mundos, en diversas realidades que mezclan lo falso con lo creíble. El espectador viaja en el mismo tren que el protagonista, McAvoy, siendo partícipe de su sufrimiento, engaño y final desenlace. Dicho final es tan demoledor para el protagonista como para el espectador, pues al estar sumidos en la historia, nos dejamos llevar por ella y experimentamos las revelaciones que sufre el personaje.

 

  Podría decirse que el guión está lleno de trampas y giros inesperados, pero al igual que en la vida real, todos vemos y aceptamos lo que en nuestro cerebro encaja, nos rebelamos ante lo incongruente que la realidad nos muestra sobre nosotros mismos y sólo queremos admitir aquello que asumimos como nuestra propia forma de ser.

 

  "Trance" juega esta partida de engaños psicológicos con las cartas marcadas pero es un deleite para el espectador ser testigo de ese precioso engaño en la pantalla, el nuestro. La historia fluye por varios senderos en los que protagonista y espectador se hunden y tratan de ver la luz, pero a cada destello por descubrir la verdad, surgen nuevas incógnitas. Danny Boyle ha recuperado ese toque que asombró en "Trainspointing" y casi mantuvo en "28 días después" y parece haber vuelto a su mundo de narrador de personajes oscuros, frustrados y con un toque macabro.

   

  Mención aparte para Rosario Dawson, que nos brinda un personaje que rememora a "Laura" de Preminger o a la mujer fatal de "Vértigo", película esta última con la que comparte ciertos esquemas y obsesiones. Dawson se nos muestra frágil, tenaz y manipuladora, todo un despliegue de contrastes que explota su imagen sensual y arrebatadora, brindando al espectador una secuencia que pasará a los anales del erotismo. Otro de los personajes es el que interpreta Vincent Cassel, una rara avis que nos suele sorprender cada cierto tiempo con actuaciones inmensas, ésta es una de ellas. De canalla y extorsionador pasa a convertirse en víctima y es arrastrado por los aconteciminetos del mismo modo que el público.

 

  "Trance" ofrece un espectáculo visual que es superado por la trama y el desarrollo de la historia, algo poco usual en el cine actual, por lo que se agradece que un tipo como Danny Boyle haya vuelto al buen cine, aunque sea imitando el estilo visual y narrativo de otros. 

Por Oskar C. Segura

 

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